Ojo con Nicanor Parra.

 «Si el poeta más poderoso que hasta ahora ha dado el Nuevo Mundo sigue siendo Walt Whitman, Parra se le une como un poeta esencial de las Tierras del Crepúsculo. Parra nos devuelve una individualidad preocupada por sí misma y por los demás, en lugar de un individualismo tan indiferente a los demás como a sí mismo».

Harold Bloom

A continuación revisamos dos extractos del ensayo «Ojo con Nicanor Parra» del profesor Hugo Montes, publicado por la editorial española Libros de la Resistencia y distribuido en Chile por Liberalia Ediciones.

 

Empieza la antipoesía

 

Los textos que le dieron fama de antipoeta, son aquellos en los que la seriedad se une a cierta comicidad, la melancolía y el cariño al desparpajo, el rigor métrico al verso libre. Aunque es inevitable referirse a lo que puede llamarse esta segunda época, no es justo olvidar  la primera de gran calidad. Sería como negar las épocas azul y rosa de Picasso, dada la genialidad del cubismo que inicia el cuadro «Señoritas de Avignon» (1907). O comparando a los poetas chilenos, olvidando al Neruda de Veinte poemas de amor, para destacar sólo al poeta residenciario de Canto general.

El libro de Parra Poemas y antipoemas de 1954 presenta unidas las dos facetas contradictorias, opuestas, de su obra. Cabe distinguir pero no separar lo que el autor mismo quiso que fuera unido. La dualidad y la ruptura poética de Parra queda en evidencia en poemas como «Epitafio».

 

De la palabra poética a la palabra cotidiana

 

No está de más recordar que la poesía es arte de la palabra, así como la pintura es arte de la línea y los colores, y la música arte de los sonidos. ¿Con qué palabra nace la poesía?. Hay respuestas múltiples, porque hay múltiples tipos de poesía. La épica desde Homero y Virgilio, hasta don Alonso de Ercilla recurre a un lenguaje elevado, de solemnidad adecuada a lo que se narra. El drama destinado a la representación, supone un lenguaje de fácil comprensión, antes sencillo que rebuscado, ni muy severo ni muy trivial.

Parra criticó a Neruda por el empleo de la palabra «mieses» en uno de los poemas de Crepusculario. Parra se extraña que críticos y público lector elogien su creación – afirma- ella nace de escuchar el decir diario, la palabra cotidiana.

El texto escrito ha de calzar con el hablar corriente del hombre y la mujer corrientes. Y como él se sabe tal y además chileno y chillanejo, entre huaso y profesor, tiene oído sobre todo para lo que dicen personas nada excepcionales.

 

Su lenguaje nace de quien tiene plena conciencia de ser así «chileno»:

/me gusta pelar el ajo/ soy barretero en el norte/

/en el sur me llaman huaso».



No faltan algunas voces indígenas y chilenismos, palabras deformadas para asimilarlas al decir popular.

En «El poeta y la muerte» se reproduce el habla coloquial:

Ábreme viejo cabrón

o vai a mohtrar l´hilacha?

por muy enfermo quehtí

teníh quiafilame l ´hacha

Déjame morir tranquilo

te dijo vieja vizcacha

Mira viejo dehgraciao

bigoteh e cucaracha,

anteh de morir teníh

quecharme tu guena cacha.

No se evitan las groserías ni la pequeña procacidad. Abundan la ironía, las frases hechas, las muletillas, los tópicos. Se aprovechan títulos de prensa, recortes convencionales. Lo académico queda fuera. La antipoesía no calza con la Academia ni con el decir magistral.

 

Extracto:»Empieza la antipoesía» pag 16  – «De la palabra poética a la palabra cotidiana», Pag 30.»Ojo con Nicanor Parra», autor Hugo Montes, Libros de La resistencia, 2014.

 

 

RESEÑA DOBLE RESISTENCIA

 

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