Descripción
Un botón, un dado, una mesa, un balón, una bobina de hilo, un cesto, un caracol, el frisbee, el matamoscas, la hucha y muchísimas cosas más, son objetos de la vida cotidiana en los que pocas veces reparamos en su mera existencia. Sin embargo, si los observamos con atención se transforman en algo verdaderamente fascinante. Las expresivas ilustraciones de finas líneas, en blanco y negro, y unos toques de colores, en los que destaca el amarillo escenifican con gran maestría las diferentes lecciones que invitan al juego, la especulación y la creación. Tomando como inspiración el género pedagógico de las «Lecciones de cosas», que gozó de gran popularidad a finales del S. XIX y principios del XX, en sus páginas se entrecruzan el libro informativo, el de actividades, la meditación filosófica y el humor tontorrón. Un libro con una imaginación desbordante que invita a chicos y chicas a escribir, dibujar, pensar, investigar… y ¡fomenta la curiosidad! Entre otras muchas propuestas incluye el Juego de la Oca. Un libro imprescindible para aulas y bibliotecas, para disfrutar a todas las edades. También editado en euskera. En palabras de sus creadores: «De las páginas que más nos costó hacer en Lecciones de cosas fue la titulada: «Máquina para transferir fondos de una hucha pequeña a otra grande». De niño me encantaba jugar a diseñar estos trastos descabellados y si hay algo que persigue nuestro libro (y nuestra editorial) es transmitir a los nuevos lectores imaginarios del pasado.En un principio, el artefacto ideado era una «Máquina para introducir una moneda en la alcancía» pero no recuerdo cuándo ni cómo la idea cambio. Entre una y otra, hicimos uno de los libros más bonitos de nuestro catálogo y que peor se vende: «El manisero, Un elefante se balanceaba» que, en mi opinión, conserva algo de ingenieril. Y cada vez que volvíamos a abordar esta doble página de la máquina llegaba el bloqueo. Le dimos vueltas y vueltas y, al final, fue un trabajo en equipo. Inspirados en los libros de Heart Robinson, Rube Goldberg y las ilustraciones de Los grandes inventos del TBO (por el Profesor Franz de Copenhague) nos pusimos manos a la obra. Gracias al cielo, yo no ilustro y Elena lo hace requetebién. Comenzó dibujando una preciosa bañera, ahora solo quedaba saber dónde ponerla y hacer todo lo demás.»