Descripción
Como decía el inolvidable Juan Farias en «Los caminos de la Luna»: si encuentras una caracola es que has tenido suerte de encontrarla. La fortuna, pues, sonríe al lector en los primeros compases del poemario, porque tiene la oportunidad de sentir la brisa, apreciar el dictado del mar, sumergirse en la espuma de «las palabras que vienen y van». A partir de las historias del abuelo, en su tiempo farero, los versos se extienden por playas y acantilados, recuperando la figura de piratas olvidados y las dimensiones de aquella biblioteca sumergida en donde encontró refugio un, seguro que reconocible para muchos lectores, viejo lobo de mar. En esta inspirada colección de poesías hay restos de salitre, emociones vivas, sentimientos expuestos sin protección solar, incluso adivinanzas rescatadas del hundido pecio del Titanic. Hay amores entre buzos y sirenas, mapas que guían a los marineros del uno al otro confín y, por supuesto, mensajes lanzados al agua, S. O. S. de supervivientes que, como el océano, lanzan preguntas y sensaciones con la misma cadencia con la que las olas bañan las costas. La suerte no es solo del que encuentra caracolas, también es tuya, lector, de tener la oportunidad de descifrar enigmas escondidos en el inmenso azul, respuestas dibujadas aquí en sentidos tercetos, cuartetos y mensajes cifrados, retratados con elegancia en los sutiles apuntes gráficos de Rosa Ureña.