La hacedora de barcos

Un halo de tristeza impregna el relato, que bebe de las fuentes del cuento tradicional, y aflora con mayor fuerza al concluir la lectura. Sin embargo, la historia de Gema, una soñadora, impacta y emociona al mismo tiempo que dibuja una sonrisa porque al fin y al cabo todos los lectores nos encontramos inmersos en una permanente búsqueda identitaria llena de trabas, leitmotiv de un cuento que apela precisamente a eso, a la necesidad de luchar por cumplir nuestros sueños y sentirnos realizados, independientemente de lo que opinen los demás. A pesar de haber crecido entre las montañas y no conocer el mar, su obsesión, tal vez por un dibujo que descubrió en la escuela, siempre han sido los barcos. Sin hacer caso a los consejos de los mayores, un verano comienza a compaginar sus tareas cotidianas con la construcción de un navío. Tras completar, satisfecha, la enorme obra prosigue su afán con el diseño y elaboración de otros cuatro más, ante la incomprensión de los vecinos. El inexorable paso del tiempo borra a las personas, pero no sus palabras y acciones, y el recuerdo de aquella luchadora pervive hoy de forma insospechada en una lejana ciudad, esta sí, a orillas del océano. Nono Granero combina una narrativa rica en matices con una colección de ilustraciones en grafito, tamizadas por un excelente tratamiento del color, que potencian las emociones que bullen en el cuento, sentimientos que invitan a salirse de los renglones trazados.