Cada vez que un nuevo autor irrumpe con fuerza en el panorama del cómic internacional aportando un estilo gráfico con una marcada personalidad es motivo de alegría para los amantes del noveno arte.
Podemos afirmar que este es el caso de Jéremie Moreau, con quien ya disfrutamos en El mono de Hartlepool y en la bilogía sobre el tenista Max Winson.
Barbara Fiore edita una novela gráfica en gran formato en donde una amplia nómina de animales humanizados son protagonistas, pero desde una óptica totalmente alejada del enfoque más popular.
Los personajes son conscientes de un futuro finito y apuestan por mantener hasta el final sus creencias, son víctimas de sus instintos pero al mismo tiempo poseen valores arraigados, un compromiso y deseo de aventura que vemos retratados en diferentes situaciones, todas ellas tremendamente originales.
Historias emotivas e interconectadas que transmiten las sensaciones derivadas del duelo o de la soledad, relaciones sentimentales, fuertes vínculos, conexiones improbables que, gracias a la magia de las viñetas y los bocadillos, se convierten en reales.
Todas ellas convergen en una misma idea: la muerte iguala a todas las criaturas, como sentencia la sabia pantera. A pesar de su juventud, Moreau ya ha sido reconocido en varias ocasiones en festivales emblemáticos como el que se celebra cada mes de enero en Angoulême, un talento que recomendamos seguir de cerca…
