Descripción
En las fincas Maldá, las pesadillas se hacen realidad. El mensaje nos queda claro desde la entrega de llaves, fabricadas con huesos de calavera, disponible para los lectores que asisten a este showroom de Bibi de Lirio, misteriosa agente inmobiliaria. La mujer escucha atenta las quejas de los diferentes monstruos que se han citado en el Bar Budo. Porque hasta los personajes más terroríficos claman al cielo al hablar de lo que es aún más escalofriante que su condición existencial, bien conocida por la literatura y el cine que han generado: ¡cómo está el acceso a la vivienda! Fantasmas, piratas, zombis, brujas, vampiros… Todos tienen problemas en sus residencias habituales y, aparentemente, la protagonista ofrece oportunidades irrechazables, casas adaptadas a las características y condiciones que busca cada personaje. La seductora descripción cautiva a los conspiradores, convencidos de que tendrán, al fin, el hogar que añoran. Una tumba espaciosa y divertida para la muerta viviente, un chalé dulce y acogedor para la hechicera, un barco con todas las comodidades para el corsario, una relajante madriguera helada, con baño de cubitos incluido, para el Yeti; una esfinge a salvo de turistas pesados, «la undécima plaga de Egipto», para la momia… Aunque hay un lugar donde todos los implicados pueden ser aún más felices, porque no implica el gasto de una gran suma de dinero de la que, como todo el mundo sabe, estos monstruos carecen… Los lectores descubren, tras cada fachada, la pestaña que permite el acceso a las residencias, representadas con multitud de divertidos detalles en el característico estilo, cercano a la «línea clara», habitual en esta pareja de creativos. La editorial nos propone una selección de divertidos juegos para complementar la lectura, ya de por sí trufada de ingeniosos aderezos gráficos y una velada crítica social, que garantiza horas de diversión. Tercer capítulo de la genial colección de la que también forman parte «Una cena monstruosa» y «Un regalo monstruoso».